Parece ser que de forma instintiva y natural nos atrae el sabor dulce de los alimentos, cuando en realidad se trata de algo aprendido. En las sociedades occidentales estamos expuestos a un exceso de azúcares desde el primer momento. Un bebé que es amamantado tomará una leche con sabor dulce si su madre consume más azúcares de la cuenta, lo que es muy habitual, las papillas convencionales así como los potitos y otros preparados infantiles cuentan entre sus ingredientes con azúcar añadido, y lo mismo sucede con las galletas para favorecer la dentición, los zumos o cualquier producto envasado que se nos ocurra.
Este exceso de azúcar, además de tener consecuencias nefastas para la salud, a día de hoy más que demostradas por la ciencia, produce tolerancia y adicción. Esto es uno de los pilares básicos de la industria de la alimentación occidental, que como toda industria busca año tras año incrementar sus beneficios. Debido a esto, la gran mayoría de productos envasados cuentan con azúcar añadido entre sus ingredientes. Mucha gente cree no consumirlo porque no lo echa al café o al té, pero no son conscientes de que lo ingieren a través de cereales para el desayuno, zumos, batidos, pan, conservas, embutido, caldos etc. Un simple refresco carbonatado contiene hasta nueve terrones en una sola dosis.
Por suerte, cada cada vez hay más gente que aposta por una alimentación consciente, en la que encontrar alternativas saludables al azúcar se ha convertido en una prioridad.
Hay muchas alternativas al azúcar, y en Ibiza Carob Company apostamos por la de la algarroba, que contiene azúcares naturales con sustancias edulcorantes, ideales para endulzar cualquier plato sin necesidad de saturar nuestro organismo de azúcares refinados.
